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lunes, 25 de junio de 2012

Romano Guardini. Escritos Políticos

Prologado por D. Alfonso López Quintás y traducido por José Mardomingo, los seguidores de Guardini nos vimos sorprendidos el curso pasado por la aparición del volumen Escritos políticos (Palabra, Madrid, 2011). Ocupa el nº 39 de la Colección Pensamiento (Editorial Palabra) que dirige Juan Manuel Burgos y que desde hace tiempo acoge libros de temas y autores personalistas. Dentro de esta colección podemos encontrar escritos de Wojtyla (Mi visión del hombre, El hombre y su destino, El don del amor, Amor y responsabilidad), von Hildebrand (Alma de León, El corazón), Edtith Stein (La mujer), Jacques Maritain (Humanismo Integral y otras obras) o Max Scheler (Amor y conocimiento). Entre los escritos de habla hispana destaca el mismo director de la colección, Juan Manuel Burgos, con un par de libros de introducción al personalismo (Introducción al personalismo, El personalismo) y alguna otra obra como Reconstruir la persona. Autores como Carlos Díaz, Urbano Ferrer o Tomás Melendo tienen obras publicadas en esta colección. 

En relación a Guardini podemos encontrar magnificas ediciones de Las etapas de la vida,  Cartas sobre la formación de sí mismo, el citado Escritos Políticos y una biografía de López Quintás titulada Romano Guardini. Maestro de Vida, que personalmente prefiero a la publicada por EUNSA y del mismo autor (La verdadera imagen de Romano Guardini). Esta última, más que un escrito biográfico, es una excelente introducción al pensamiento de nuestro autor. Espero dedicarle una entrada en el blog durante este curso.

Escritos Políticos recoge diecinueve trabajos cuyo denominador común es la vida política. Algunos de ellos ya habían sido traducidos al castellano hacía tiempo, tal es el caso de "Europa. Realidad y Tarea", "El Salvador en el mito, la Revelación y la política" o "El derecho a la vida humana que está haciéndose". Sin embargo, y quizás puedo estar equivocado, la mayor parte de estas conferencias, artículos o discursos se traducen por primera vez al castellano. 

El libro está dividido en cinco secciones aunque la heterogeneidad de algunos trabajos ha hecho difícil que esta clasificación sea espontánea y natural. De todos modos ha quedado muy bien lograda la sección dedicada a "La formación en el dialogo y la paz en democracia" y la denominada "Libertad, obediencia y plenitud de vida". 

Como dice Alfonso López Quintás, en el prólogo, los trabajos de Guardini nunca son abstractos, sino que vienen marcados por las circunstancias vitales, y por lo tanto muy cercanos a hechos históricos y a la vida del individuo. Esto los convierte en lecturas amenas y de gran significado existencial. En próximas entradas espero comentar alguno de ellos, por ejemplo, el dedicado a la Rosa Blanca con el que se inicia el volumen.

lunes, 18 de junio de 2012

La persona en Romano Guardini (IV). Los peligros de la persona


Desde hace tres semanas venimos examinando el concepto de persona en Romano Guardini. Las dos últimas entradas, Los estratos de la persona y Lo específico de la persona han resuelto la cuestión desde un punto de vista “ontológico”. No obstante, hoy abordaremos Los peligros de la persona, que también debemos situar en este marco metafísico. Con ello cerraremos el primer bloque de nuestras reflexiones. Tenemos programados tres bloques más: A) El concepto de persona en Romano Guardini desde una perspectiva fenomenológica que dará lugar a algunas reflexiones sobre El encuentro, La dimensión relacional de la persona ; B) La persona y el Estado Moderno; C) La persona y Dios, donde nos moveremos en el ámbito de la antropología teológica y cuyos temas todavía no he determinado. La aparición de estos dos últimos bloques vendrá intercalada por otro tipo de entradas de tal modo que no monopolicemos el blog durante meses en un solo tema.

Dicho esto, entramos de lleno en el asunto que hoy nos ocupa: Los peligros de la persona. Se pregunta Guardini en La existencia del cristiano: “¿Pero es posible que enferme el espíritu en cuanto tal, que enferme la persona, que sólo puede existir en cuanto tal merced al espíritu? Yo creo que sí.” (La existencia del cristiano, BAC, Madrid, 1997, 459). ¿En qué manera y de qué modo? Evidentemente debemos distinguir la enfermedad de la persona en cuanto persona de aquello que pueda padecer en cuanto individuo de la especie humana. Guardini tiene en cuenta esto y deslinda la noción médica de enfermedad mental de aquello que quiere abordar: “(…) Lo que en tal caso enferma son, en realidad, ciertos aspectos fisiológico y psicológicos, es decir, las bases orgánicas de la vida anímica.” (La existencia del cristiano, op. cit, 459). Guardini se pregunta si puede enfermar la persona humana en cuanto ésta es también espíritu:

“¿Dónde esta, pues, el último fundamento real de la personalidad? ¿qué tiene que ser el hombre para que pueda existir personalmente? La respuesta nos ha salido al paso ya muchas veces en estas reflexiones: tiene que ser espíritu. (…) Este espíritu finito e individual es lo que fundamenta la posibilidad de tener consistencia en uno mismo y actuar por uno mismo, y no puede ser educido a partir de lo material. Es justamente, la persona.” (Etica, BAC, Madrid, 2000, 167)
 Las propiedades de finito e individual no están de más, porque una de las tentaciones de la Modernidad ha sido convertir al hombre en un espíritu absoluto, cuando no lo es. También es importante porque en cuanto espíritu finito e individual está referido a la verdad, al bien, a la justicia y al amor, que lo preceden y algún modo lo norman. Precisamente en ellos encontramos la condición de posibilidad de que la persona enferme:
 “El espíritu se halla referido a los valores absolutos de la verdad, el bien y de lo justo; por lo tanto, a los valores que trascienden el ámbito de la utilidad. Y esto no sólo externamente en cuanto que se ocupa de ellos, sino de modo esencial. Hay toda una tradición filosófica –la platónica- que tomó especialmente conciencia de estos aspectos. Según ella, la vida del espíritu radica en su relación con la verdad. Si perdiera esta relación, enfermaría” (La existencia del cristiano,op. cit., 459).

Así pues, la persona humana enferma cuando se desliga de la verdad:
 “Esto no ocurre todavía cuando el espíritu se equivoca, pues en tal caso todos estaríamos enfermos, ya que todos nos equivocamos; ni tampoco cuando miente, incluso cuando miente con frecuencia, sino cuando pierde radicalmente la referencia a la verdad. Cuando pierde la voluntad de lograr la verdad y la responsabilidad que tiene respecto a ella, y renuncia a la distinción entre lo verdadero y lo falso, entonces enferma” (La existencia del cristiano, op. cit., 459).

También la persona humana enferma cuando se desliga del amor

“Igualmente decisivo para la salud de la persona es el amor. (...) La persona enferma, tan pronto como abandona el amor. No cuando el hombre falta a él, lo vulnera, cuando cae en el egoísmo y el odio, pero sí cuando hace de él algo frívolo y basa su vida en el cálculo, la fuerza y la astucia. Entonces la existencia se convierte en una prisión. Todo se cierra. Las cosas nos oprimen, todo se hace extraño y enemigo en su más íntima esencia, el último y evidente sentido desaparece. El ser no florece.” (Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000,  108).

 Y por supuesto, la persona humana enferma cuando renuncia a la justicia.
“La persona enferma, si hace apostasía de la justicia. No cuando comete una injusticia, sino cuando abandona la justicia. Ésta significa el reconocimiento de que las cosas poseen su esencialidad, así como disposición a guardar el derecho de las cosas y los órdenes que de él surgen.” (Mundo y persona, op. cit, 107);
 En el fondo, la persona humana enferma, cuando olvida su condición de finitud y quiere vivir en el ámbito únicamente de lo absoluto, que también le corresponde. En ella se da en la tensión (contraste) entre estos dos polos. De hecho la Modernidad ha caído en reducirla a uno de ellos, por un lado, hace del hombre un elemento del mundo natural, o lo separa radicalmente de él, convirtiéndolo en un espíritu absoluto. El carácter absoluto de la persona debe realizarse en un ser finito (Cfr. Ética, op. cit, 170). He aquí las raíces del destino trágico de la persona.

lunes, 11 de junio de 2012

La persona en Romano Guardini (III). Lo específicamente personal


pp. 149-185 dedicadas a la persona

La semana pasada analizamos los niveles o estratos de la persona. Con ellos dejamos claro las condiciones de posibilidad de la persona humana. En el fondo, los estratos o niveles aclaran lo que es el hombre en cuanto inidividuo de la especie humana, es decir, describen lo que es un ser humano: "La persona no es posible si no hay un ser debidamente configurado; tampoco lo es donde no existe un ser individual vivo; ni donde no hay una personalidad, es decir, una interioridad y una relación con el mundo determinadas por el espíritu; en resumen, si no se trata de un ser humano" (La existencia del cristiano,  BAC, Madrid, 1997, 455 - 456). Ahora bien, cuando decimos ser humano u hombre (entendido como especie y no como género) no signifcamos exactamente lo mismo que cuando mentamos persona. ¿Qué lo específico de la persona según Guardini?: “Persona es el ser conformado, interiorizado, espiritual y creador, siempre que –con las limitaciones de que todavía hablaremos- esté en sí mismo y disponga de sí mismo. «Persona» significa que en mi ser mismo no puedo, en último término, ser poseído. (…) Persona significa que yo no puedo ser habitado por ningún otro, sino que en relación conmigo estoy siempre sólo conmigo mismo; que no puedo ser sustituido por otro, sino que soy único.” (Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 104). Del texto anterior podemos podemos deducir dos elementos: a) persona humana implica, por lo tanto, autoposesión, como vemos reflejado en las expresiones “estar en sí y disponer de sí”, “no ser poseído por nadie”, b) persona humana  implica la unicidad, ser irrepetible, ser único.

La autoposesión consiste fundamentalmente en estar en posesión de sí mismo. Nadie puede apropiarse de la persona en cuanto persona. "Puedo vivir en una época en que existe la esclavitud, es decir, en una época en que un hombre puede comprar a otros y disponer de él. Este poder no lo ejerce, empero, el comprador sobre la persona, sino sobre el ser psicofísico, y aún así, solo bajo falsa categoría de equiparar al hombre con el animal. La persona se sustrae a la relación de propiedad. (Mundo y persona, op. cit.,  104). La autopesión significa también que el hombre no solo es causa de una serie de actos, sino que esos actos son suyos, le pertenecen, son propios, en palabras de Guardini "(...) que lo que él hace no sólo lo causa, sino que lo tiene en propiedad, lo cual indica que es dueño de sí, dispone de sí." (La existencia del cristiano, op. cit,   457).

 El carácter único de la persona, es también un elemento esencial de ésta. Con esto se descarta la posibilidad de que la persona pudiera ser múltiple, es decir, que yo pudiera ser dos veces; también nos separamos del hecho de que yo no fuera idéntico conmigo mismo, sino que yo fuera varias personas o de que yo estuviera en posesión de otro. Los fenómenos de los que nos habla la psiquiatría en relación a lo anterior no afectan a la persona sino a su psicología. La unicidad y el carácter único de la persona revela "que no puedo estar representado por nadie, sino que yo mismo estoy por mí; que no puedo ser sustituido por otro, sino que soy único".(Mundo y persona, op. cit, p. 104).·

En resumen, para Guardini, persona es el modo como existe el ser humano, "El modo como el hombre es lo que es" (La existencia del cristiano, op. cit, 457), "la manera en que el hombre -y, en el mundo que conocemos, sólo él- es y se comporta" (Etica, BAC, Madrid, 2000, 158), "Es lo que pensamos cuando hablamos de existencia en sentido estricto. Existir significa existir como persona, y hay verdadera existrencia en la medida en que esta forma de ser personal se realiza." (Etica, op. cit, 158).

La realidad personal de cada individuo humano no se gana ni se pierde, no se incrementa o decrece, es categórica. De tal modo, que el ser personal es independiente del actuar moral como también lo es del estado psicofísico:

"Esto es independiente de los elementos que constituyen la mayor parte de la idea de personalidad: aptitudes, obras, comportamientos, influencias histórica, etc. Es independiente incluso de las cualidades éticas; es decir: de si en sus decisiones la persona se inclinan por el bien o por el mal, de si hace lo correcto o lo que no está bien. (...) Ser persona es asi mismo independiente de que, por su estado físico o psiquico, el individuo en cuestión sea incapaz de comportarse como persona, o esté inconsciente,o tenga tal grado de incapacidad espiritual que no pueda responder de sus actos, o se encuentre sometido a coacciones." (Ética, op. cit, 169).





lunes, 4 de junio de 2012

La persona en Romano Guardini (II). Los estratos de la persona


Romano Guardini
Proseguimos comentando el concepto de Persona en Romano Guardini que iniciamos la semana pasada señalando los principales “locus” donde viene expuesto. El objeto de la entrada de hoy lo he denominado los estratos de la persona. Guardini distingue dos planos al hablar de la persona: por un lado aquello que la sostiene,  el ámbito donde se encuentra, y por otro lado lo específicamente personal. En relación a lo primero habla de tres estratos o niveles: a) conformación (Gestalt), b) individualidad (Individualität) y personalidad (Persönlichkeit). Por Conformación entiende Guardini el plano físico químico de la realidad, el aspecto de la persona más común y general con los otros tipos de realidades, el nivel ontológico más inferior que sin embargo se encuentra configurado, es decir, “(…) los elementos de su constitución, como material, fuerzas, propiedad, actos, procesos, relaciones, no están mezcladas caóticamente, ni tampoco volcados desde el exterior en ciertas formas, sino que se encuentran en conexiones de estructura y función” (Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 94). 

Con la individualidad ascendemos ontológicamente de nivel para situarnos en el ámbito de lo biológico, en el mundo de los vivientes. A la unidad formal de la conformación se la une la individualidad como unidad funcional, es decir, “unidad cerrada de estructura y funciones” (Mundo y persona, 95). Los seres vivos no están simplemente ahí como lo inerte, los vivientes se relacionan con el mundo de manera peculiar, generando ámbitos de existencia, de la totalidad del mundo le es propia y significativa una parte, la que le es necesaria para vivir y que captan a través de sus órganos sensoriales. A este ámbito Guardini lo denomina Umwelt (Cfr. La existencia del cristiano, BAC, Madrid, 1997, 100).


Pasamos al tercer estrato, la personalidad, que “(…) designa la conformación de la individualidad viva, en tanto que determinada a partir del espíritu” (Mundo y persona, 98). La vida determinada por el espíritu es capaz de autoconciencia y de la aprehensión del sentido. El dinamismo propio de lo espiritual se caracteriza por la apertura en el conocimiento y en el actuar. Se capta el sentido de las cosas, es decir, su ser al mismo tiempo que se actúa superando los condicionamientos instintivos y apareciendo y desplegándose un obrar creativo.

En resumen: la conformación es una unidad fundada en la configuración físico – química de la realidad. La individualidad es una unidad biológica, es decir, la configuración de un ente en su estructura y actividad a partir de un centro vital. La personalidad es la unidad a partir de la espiritualidad que dota a dicho ente de subjetividad, es decir, de un centro espiritual. En este sentido, la personalidad está íntimamente ligada al concepto de sujeto. Cada estrato queda integrado en el superior no cuantitativamente sino cualitativamente de tal modo que estos tres estratos se presentan como una unidad formal. En ellos se encuentra la persona, se sostiene la persona humana, pero en ellos no consiste primordialmente la persona humana.