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miércoles, 25 de abril de 2012

La bioética y el pensamiento de Romano Guardini

Del jueves 3 de mayo al sábado 5 se celebrará en Valencia, con sede en la Universidad Católica San Vicente Mártir  el congreso que anualmente organiza la Asociación Española de Personalismo. El tema elegido para esta edición es el siguiente: Personalismo Bioético. Fundamentación, Práctica, Perspectivas. 

La celebración de este evento me ha hecho pensar si en el pensamiento de Romano Guardini, especialmente en su antropología filosófica, podríamos encontrar algunos argumentos o principios que pudieran servir como fundamentos de una bioética personalista. He encontrado dos líneas argumentativas, aunque seguramente se podrían proponer muchas más.

En primer lugar me parece que el análisis que Romano Guardini hace de la Edad Moderna es muy válido para entender el marco cultural, científico y filosófico que ha generado las cuestiones que intenta resolver la bioética. Por ejemplo, el incremento de poder que empieza a adquirir el hombre moderno y la falta de ética que lo norme o lo regule
“(…) en el transcurso de la Edad Moderna el poder sobre lo existente, tanto cosas como hombres, crece ciertamente en proporciones cada vez más gigantescas, en tanto que el sentimiento de responsabilidad, la pureza de la conciencia, la fortaleza del carácter, no van en absoluto al compás de ese incremento; pone de manifiesto que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto”  (R. Guardini, El ocaso de la Edad Moderna, en Obras. Vol.1, Ediciones CristiandadMadrid, 1981, p. 94). 
 A esto habría que añadir algunos elementos más como son: la disolución de la creación
orgánica y la aparición de lo que Romano Guardini denomina Objetividad (Ver R. Guardini,  El poder: unainterpretación teológica , en Obras. Vol.1, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1981, pp. 204-205”), una especie de frialdad en la consideración de las cosas y de las realidades humanas; la disolución de las estructuras de la vida humana: 
“La familia pierde sus significación articuladora y ordenadora. El municipio, la ciudad, el Estado se sustentan cada vez menos en las familias, los linajes, los grupos de trabajo, las corporaciones, etc. Los hombres aparecen cada vez más como pluralidad informe en sí misma, que es organizada con vista a un fin.” (R. Guardini, El poder: una interpretación teológica, p. 208)
que deriva en la aparición de la masa y su fácil manipulación; el debilitamiento del sentimiento moral y religioso, etc. Todos estos elementos configuran la modernidad y son el contexto social que dará lugar a los problemas bioéticos. Así pues, la crítica a la modernidad que realiza Romano Guardini me parece que puede ayudar a la bioética a comprender mejor los problemas con los que se enfrenta.


En segundo lugar, para una bioética personalista me parece muy acertado cuanto Guardini dice en su conferencia  El derecho a la vida humana en gestación (R. Guardini, Preocupación por el hombre, Ediciones Guadarrama, Madrid 1965, pp. 161-194. Reeditado recientemente como R. Guardini, El derecho a la vida humana que está haciéndose en Escritos políticos, Palabra, Madrid 2011, pp. 143-172). De esta conferencia destacaría tres elementos que pueden servir de fundamentos para una bioética personalista:

a) El principio personalista
“La respuesta definitiva está en la referencia al hecho de que la vida en gestación es persona. Y a la persona no se la puede matar, aunque sea en defensa necesaria o por la ordenación del derecho. El fundamento de eso reside en la dignidad de la persona. (…) La vida del ser humano es intangible porque es persona” (R. Guardini, El derecho a la vida humana en gestación, 179).

b) La respuesta a la objeción de que el embrión humano no es persona
“Quien piense de modo consecuente, pues, no puede menos de decir: el ser humano es real y auténtico ser humano desde el primer momento de su evolución, esto es, desde la unión de las células progenitoras. En consecuencia, todos los estadios de su devenir quedan bajo las normas que tienen validez para el ser humano”. (R. Guardini, El derecho a la vida humana en gestación, p. 188);
Es muy interesante la argumentación que funda esta posición
“Lo que llamamos organismo, desde el punto de vista que aquí nos atañe, tiene dos formas de manifestación. Ante todo, la de la simultaneidad, en que se reúnen diversas formas, desde las moléculas de albúmina hasta los órganos de más alta complicación: mejor dicho, cada elemento particular está formado previamente con referencia a la estructura de conjunto: llamémosla estructura en construcción. Pero también hay una forma en sucesión, en que las diversas fases recorridas por el individuo, o todavía por recorrer (empezando por la forma inicial de la célula primera en división, o de las células progenitoras reunidas, y pasando por la plena madurez, hasta la decadencia última) forma también una estructura de conjunto: mejor dicho, cada fase está ordenada  hacia el conjunto de la sucesión evolutiva: llamémosle la estructura en devenir. Esa estructura en devenir es exactamente tan necesaria y tan característica para el ser vivo en cuestión como la estructura de construcción, y no se puede suprimir una fase, como tampoco un miembro a ésta. Ambas estructuras están en mutua pertenencia. Mejor dicho: son lo mismo, el mismo organismo; en la una referido al espacio; en la otra, referido al tiempo.” (R. Guardini, El derecho a la vida humana en gestación, p. 185).
c) En tercer lugar me parecen muy interesantes los comentarios en relación la función y misión que tiene el médico en estos asuntos: 
“A él se le confía –escribe Guardini- la enfermedad o el impedimento del individuo no sólo como un fenómeno psico-físico o como un elemento de la salud general, sino como contenido de la persona, de su sustancia y su conservación. Por eso nunca puede hacer como si no hubiera persona: más bien está obligado a protegerla en el dominio de lo que le corresponde, incluso contra el acoso de motivaciones que son buenas en sí, pero deben subordinarse a otras más altas, y en especial a la intangibilidad de la persona.” (R. Guardini, El derecho a la vida humana en gestación, p. 190).

Así pues, creo que en Guardini podemos encontrar elementos de los cuales puede alimentarse una sana bioética. Todo cuanto he expuesto pero de un modo más extenso y elaborado será el contenido de una comunicación que presentaré en este congreso.




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