Páginas

lunes, 22 de abril de 2013

VERACIDAD I

"Una virtud que en nuestra época ha sufrido muchos prejuicios es la veracidad, entendiendo la palabra de tal modo que implique el amor a la verdad y la voluntad de que se reconozca y acepte la verdad" (Una ética para nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid, 2002, 125). Quiero empezar con una cita de Guardini, para dejar claro desde el inicio de lo que nos vamos a ocupar hoy. Atentos, no vamos a hablar filosóficamente de la verdad, esto es, de si existe y de su posiblidad de conocerla. La veracidad como virtud no consiste en ello. De lo que se trata es de algo tan sencillo como decir la verdad. Decir la verdad siempre y en todo momento, como virtud individual y como hábito colectivo, posee gran importancia y trascendencia. A veces la sencillez del hecho mismo, decir simplemente la verdad en todo momento, parece quitar gravedad al hecho. Pero de la veracidad depende las relaciones personales, de amistad y matrimoniales, el ordenamiento jurídico, la práctica profesional, la educación, la salud misma de la sociedad. Bueno, dirán algunos, es fácil decir la verdad ¿Seguro? La veracidad significa, nos recuerda Guardini, 
"Ante todo, que quien habla diga lo que es, tal como él lo ve y lo entiende. (...)  Eso, en determinadas circunstancias, puede ser difícil, puede causar enojo, daño y peligro; pero la conciencia nos recuerda que la verdad obliga, que es algo incodicionado, que tiene la supremacía. De ella no cabe pensar: puedes decirla, si te es agradable, o si te lo recomienda alguna finalidad, sino: si hablas, has de decir la verdad, no abreviarla, no cambiarla. Debes decirla en absoluto, sencillamente, a no ser que la situación te recomiende callar o que puedas eludir una pregunta de modo decente." (Una ética para nuestro tiempo, p. 122)
De lo anterior deducimos que la verdad tiene la supremacía, es decir, debe ser buscada, encontrada y comunicada. Pero, la veracidad también supone callar cuando la situación lo recomiende. De cómo debe de ser comunicada la verdad y de cuándo debe de ser protegida  con el silencio hablaré a continuación.

En relación a lo primero, cómo debe ser comunicada la verdad Guardini nos ofrece la siguiente regla: "(...) Hay dos elementos que han de añadirse a la voluntad de verdad para que se produzca plena verdad: precaución respecto a quien oye y el valor cuando el decirla es difícil." (Una ética para nuestro tiempo, 129). La veracidad, como cualquier virtud, afecta al hombre entero y por ello su temperamento queda afectado por la misma. En quien la impulsividad caracteriza su vida debe de ser prudente en el sentido de que  "(...) fácilmente está en peligro decir cosas en momentos en que no vienen a cuento, de herir a otros o de perjudicarles. (...) La verdad no se dice en el espacio vacío, sino hacia otro; por eso el que habla debe sentir también lo que causa con eso."(Una ética para nuestro tiempo, 127,128). Pero también existe el caso contrario, donde por temperamento, la verdad puede ser atenuada, templada, reducida a mera opinión y con ello traicionada. 

En relación a lo segundo, cuándo no debe ser comunicada la verdad, Guardini nos habla de dos momentos: a) La verdad debe ser dicha siempre que el otro tenga derecho a ser informado. Hay personas que no tienen derecho a ser informadas de ciertos asuntos y por lo tanto no tienen porque conocerlos. Dice Guardini: "Veracidad, pues, significa que el hombre tenga el sentimiento involuntario  de que la verdad ha de decirse, sin más. Naturalmente, subrayándolo una vez más, en el supuesto previo de que el otro tenga derecho a ser informado. Si no, entonces es cosa de la experiencia vital y de la prudencia encontrar la forma adecuada de no decir. " (Una ética para nuestro tiempo, p. 126) . b) No hay obligación de decir la verdad cuando se exige con violencia: "Los que ejercen violencia no tienen derecho a exigir la verdad y saben también que no la pueden esperar" (Una ética para nuestro tiempo, 126).

El tema que ahora tratamos es de tal importancia que hemos preferido no agotarlo en una entrada. La semana que viene lo seguiremos abordando con detenimiento. 

2 comentarios:

  1. En relación a esto siempre me ha llamado la atención una definición de justicia (la primera que aparece), que Sócrates (Platón) pone en boca de Polemarco, al comienzo de la República (331c), según la cual la justicia sería: "decir la verdad y devolver lo que se recibe". Digo que siempre me ha llamado la atención porque la segunda parte de la definición (la restitución de lo que se recibe) es la que inmediatamente le vendría a uno a la cabeza para hablar de justicia (dar al otro lo que es suyo), ¿pero la primera? ¿decir la verdad? Y, sin embargo, es cierto: ambas cosas tienen cierta razón de débito, tanto la devolución de lo que se ha recibido como decirle al otro lo que es verdad. La verdad es, en este sentido, algo que se le debe al otro con cierta razón de justicia. De ahí que, como dice el prof. Fayos al referirse a nuestro autor, sea fundamento de la vida humana.
    Enhorabuena de nuevo por el blog, es un espacio de asueto entre tanto papel sin valor.

    ResponderEliminar
  2. Gracias prof. Vara. Es una alegría recibir sus comentarios, siempre tan profundos y certeros, en los que habitualmente evoca a los clásicos, muy singularmente los diálogos de Platón, con los que confirma, amplia y profundiza lo que aquí exponemos de la mano de Guardini. Esta semana cumplimos un año con este blog. Es grato saber que es leído con gozo y fruición por algunos intelectuales como el profesor Vara. Un abrazo cordial, Rafael

    ResponderEliminar