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lunes, 4 de junio de 2012

La persona en Romano Guardini (II). Los estratos de la persona


Romano Guardini
Proseguimos comentando el concepto de Persona en Romano Guardini que iniciamos la semana pasada señalando los principales “locus” donde viene expuesto. El objeto de la entrada de hoy lo he denominado los estratos de la persona. Guardini distingue dos planos al hablar de la persona: por un lado aquello que la sostiene,  el ámbito donde se encuentra, y por otro lado lo específicamente personal. En relación a lo primero habla de tres estratos o niveles: a) conformación (Gestalt), b) individualidad (Individualität) y personalidad (Persönlichkeit). Por Conformación entiende Guardini el plano físico químico de la realidad, el aspecto de la persona más común y general con los otros tipos de realidades, el nivel ontológico más inferior que sin embargo se encuentra configurado, es decir, “(…) los elementos de su constitución, como material, fuerzas, propiedad, actos, procesos, relaciones, no están mezcladas caóticamente, ni tampoco volcados desde el exterior en ciertas formas, sino que se encuentran en conexiones de estructura y función” (Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 94). 

Con la individualidad ascendemos ontológicamente de nivel para situarnos en el ámbito de lo biológico, en el mundo de los vivientes. A la unidad formal de la conformación se la une la individualidad como unidad funcional, es decir, “unidad cerrada de estructura y funciones” (Mundo y persona, 95). Los seres vivos no están simplemente ahí como lo inerte, los vivientes se relacionan con el mundo de manera peculiar, generando ámbitos de existencia, de la totalidad del mundo le es propia y significativa una parte, la que le es necesaria para vivir y que captan a través de sus órganos sensoriales. A este ámbito Guardini lo denomina Umwelt (Cfr. La existencia del cristiano, BAC, Madrid, 1997, 100).


Pasamos al tercer estrato, la personalidad, que “(…) designa la conformación de la individualidad viva, en tanto que determinada a partir del espíritu” (Mundo y persona, 98). La vida determinada por el espíritu es capaz de autoconciencia y de la aprehensión del sentido. El dinamismo propio de lo espiritual se caracteriza por la apertura en el conocimiento y en el actuar. Se capta el sentido de las cosas, es decir, su ser al mismo tiempo que se actúa superando los condicionamientos instintivos y apareciendo y desplegándose un obrar creativo.

En resumen: la conformación es una unidad fundada en la configuración físico – química de la realidad. La individualidad es una unidad biológica, es decir, la configuración de un ente en su estructura y actividad a partir de un centro vital. La personalidad es la unidad a partir de la espiritualidad que dota a dicho ente de subjetividad, es decir, de un centro espiritual. En este sentido, la personalidad está íntimamente ligada al concepto de sujeto. Cada estrato queda integrado en el superior no cuantitativamente sino cualitativamente de tal modo que estos tres estratos se presentan como una unidad formal. En ellos se encuentra la persona, se sostiene la persona humana, pero en ellos no consiste primordialmente la persona humana.


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