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lunes, 15 de octubre de 2012

Misión de la universidad en Romano Guardini III

Con esta entrada terminamos nuestro comentario a la conferencia La responsabilidad del estudiante para con la cultura publicada en el volumen Tres escritos sobre la universidad. La tercera parte de la conferencia es un resumen del ensayo La cultura como obra y como riesgo (en Preocupación por el hombre, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1965, 25-52).  Quien desee ahondar y profundizar en los temas que ahora abordaremos debe necesariamente ir a este último ensayo. Allí queda bien explicado el proceso de la creación cultural y los riesgos que ello comporta. Precisamente esos riesgos son los que comenta Guardini en La responsabilidad del estudiante para con la cultura. En definitiva, ¿de qué se trata? Nuestro autor constata un peligro: "Este peligro ha ido aumentado a lo largo de la historia y ahora se agudiza: la cultura se vuelve contra quien la ha creado" (Tres escritos sobre la universidad, 53).
El principal obstáculo para tomar conciencia de esta situación se encuentra en el mito del progreso. Hasta hace un siglo el ser humano había identificado el paso del tiempo con el progreso hacia una sociedad y un mundo más humano y más justo, sin embargo, el desarrollo de la historia humana no sigue un paralelismo con el de la historia natural desde un punto de vista evolutivo. El avance de la cultura no comporta necesariamente una configuración social más humana y conforme a la existencia humana. Guardini no denuncia el desvarío ético en el que puede caer la técnica, por ejemplo, los decubrimientos científicos orientados hacia la producción de armas. Lo que le preocupa es algo de mayor entidad y calado, es decir, el hecho que se está generando una cultura inhumana, donde cada rama del saber permance desviculada de las otras y no se atiene a una visión orgánica de la vida y la existencia humana. 
 "La idea de la autonomía del crear humano ha llegado a un punto en el que cada una de sus distintas formas de trabajo (ciencia, política, arte, economía, etc.) se ha desarrollado a partir de sí misma preocupándose poco de otras. Con respecto al todo cultural, se trata de un proceso análogo a como si en un organismo los órganos particulares se desarrollaran en exceso y sin entrar en relación con los otros. Nuestra cultura se compone en gran medida, de funciones particulares hipertrofiadas" (Tres escritos sobre la universidad, 56).
Dicho esto Guardini se pregunta quién tiene conciencia de ello y a quién le preocupa esto: "¿vive esta preocupación como un elemento de nuestra cultura, como un factor que ejerce alguna influencia? Me temo que no. Pero ¿y si de que esto suceda dependiera nuestro futuro? ¿Y si de ello dependiera la posibilidad de la continuidad de la existencia o, en todo caso, la posibilidad de una vida con sentido y humanamente digna?" (Tres escritos sobre la universidad, 59).

Propone Guardini crear una actitud frente a la cultura que de algún modo la juzgue, la norme, la critique, la dirija humanamente. Esta disposición debería contener los siguientes elementos:
  1.  Recuperar la unidad perdida en la modernidad. La existencia humana no es una suma de elementos sino un todo vivo donde cada una de sus dimensiones, tareas, facetas está interrelacionada con otras. Escuchemos a Guardini: "Sobre todo, debería superar la idea de que los diversos ámbitos culturales son autónomos, pues la existencia humana constituye un todo - hoy más que nunca, y en una medida cada vez más rapidamente creciente."(Tres escritos sobre la universidad, 60).
  2. Se debería tomar conciencia de la falsedad del mito del eterno progreso. (Cfr. Tres escritos sobre la universidad, 61)
  3. Es necesaria la ascesis: "Nada grande se logra sin ella; pues la ascesis no es otra cosa que la autodisciplina que renuncia a algo deseable para alcanzar algo más alto; reduce un efecto parcial para que crezca el todo; en la economía del propio ser, potencia las fuerzas de penetración intelectual, de libertad y responsabilidad frente al impulso y la indolencia." (Tres escritos sobre la universidad, 61). Creo que esto lo podríamos identificar con lo que hoy llamamos la cultura del esfuerzo.
  4. En el centro de la cultura debería encontrarse la persona y a partir de ella debería conducirse el progreso cultural, político, económico y social.  Así lo escribe Guardini:
"Y, en fin, este comportamiento debería de tener un punto de referencia respecto al cual puedan juzgarse y ponerse en relación los aspectos particulares de la cultura. Tal punto de referencia es una correcta idea de la persona humana. Hay que conocer qué es el hombre; cómo existe en el tiempo; qué jerarquía de valores vale para él; qué es importante y qué no lo es; qué es fin y qué es medio"  (Tres escritos sobre la universidad, 62).
Estos elementos configurarían una actitud que debería tomar cuerpo en los individuos de la sociedad, en todos y cada uno de ellos. Pero indudablemente, algunas instituciones están llamadas a asumir la responsabilidad de proponer esta actitud cultural y preocupación por el hombre. Entre ellas, la universidad tiene un lugar destacado. Se pregunta Guardini
"¿No podría ser la universidad un lugar donde se reflexione sobre estas cuestiones, donde se reconocieran estas tareas y donde se pudiera adquirir la conciencia que haga posible su realización? ¿no debería ella, que era y sigue siendo -a pesar de todo detrimento- el lugar más importante de la investigación de la verdad; no debería ella asumir especialmente esta preocupación?" (Tres escritos sobre la universidad, 64).
Subraya por último Guardini de que no se trata simplemente de una tarea meramente teórica, sino profundamente pedagógica, pues consiste en "formar una viva conciencia de la existencia humana; una sensibilidad para los efectos recíprocos que desempeñan un papel en ella; una viva responsabilidad a la vista del caos interior emergente y cada vez más inquietante; una auténtica preocupación por el hombre y por su obra" (Tres escritos sobre la universidad, 64).

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