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lunes, 26 de noviembre de 2012

La autoridad (II)

La semana pasada hablamos de la autoridad y lo vamos a seguir haciendo durante algunas semanas. El tema aparece en la Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, como vimos la semana pasada, pero también en otros dos volúmenes por lo menos. El primero de ellos es La existencia del cristiano (BAC, Madrid, 1997, 402-415) al hablar de la autoridad de la Iglesia. El segundo es Preocupación por el hombre (Ediciones Cristiandad, Madrid, 1965, 111-123) que recoge diversos ensayos y conferencias, uno de ellos titulado "El ateismo y la posibilidad de la autoridad". De algún modo, los tres textos tienen sintonía en el sentido que hablan todos de lo que no es la autoridad, de la esencia de la autoridad y su especificidad, de los ámbitos propios de la autoridad: los padres y el estado. Por último también en todos encontramos una referencia al fundamento último de la autoridad en Dios. Así pues, he decidido crear una serie de entradas sobre el tema de la autoridad y seguir el siguiente esquema: la esencia de la autoridad, la autoridad de los padres, la autoridad del estado, la autoridad de la Iglesia. 

1. Dificultad para entender la autoridad

Volvemos en esta entrada a la esencia de la autoridad de la que ya hablamos la semana pasada. Recordemos que la autoridad es la obligación moral que surge no tan sólo de la norma o mandato recibido sino también de la misma instancia de la que emana ese mandato. Y la primera idea que quisiera subrayar es la dificultad que presenta este fenómeno para examinarlo y comprenderlo. Y esto por varios motivos: 

a) El primero es que la autoridad es un experiencia lejana y ausente en la cultura actual. Desde la Edad Moderna hasta nuestros días la autoridad ha sufrido un constante desprestigio hasta hacerla incomprensible para el hombre de hoy:
"tenemos que hablar ahora de un fenómeno que le resulta muy lejano al hombre de hoy: el de la autoridad. Hemos de habérnoslas con una sensacion de extrañeza e incluso de resistencia interior, (...). La idea de autoridad -y sobre todo la viviencia y la actitud que le dan soporte- se encuentra destruida; se ha diluido y sus elementos no sólo son irreales sino que se consideran peligrosos" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 357).
Esta lejanía que provoca incomprensión, hace que se la iguale en ocasiones al totalitarismo o la dictadura. "Hoy día hay un temor generalizado a la autoridad. Se la equipara con la violencia, la represión, la dictadura y se la rechaza en nombre de la libertad." Sin embargo, continua Guardini "En realidad, la autoridad está esencialmente relacionada con la libertad, de modo que no sólo presupone a ésta sino que la protege" (La existencia del cristiano, 411).

b)  Por otro lado "(...) el fenómeno mismo -como sucede en todo lo realmente vivo- se resiste a la razón."  (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 363). Es decir, se resiste a la tendencia, también moderna, de abstraer, racionalizar, conceptualizar en exceso a la hora de intentar comprender los fenómenos vitales de la realidad y del hombre. En el fondo, Guardini está haciendo referencia al "contraste" como clave de interpretación y compresión. Pero esto nos llevaría muy lejos. En todo caso, lo que quiere decir Guardini queda bien explicado en la introducción a su obra El contraste. Ensayo de una filosofia de lo viviente-concreto. (BAC, Madrid, 1996).

c) También dificulta la comprensión de la autoridad la disolución de una de las  instancias donde de manera natural se da, como es la familia: "La actual desintegración de la familia pone de hecho en tela de juicio la autoridad de los Padres. (...) El hombre de hoy no tiene ya, por lo general, ninguna sensibilidad para la idea de autoridad, sino que considera a los padres en plan práctico, en su función de dar cobijo, alimento y ayuda en el curso de la vida." (La existencia del cristiano, 404). Así, el individuo contemporáneo pierde uno de los ámbitos donde se experimenta de manera natural y originaria la autoridad. Pero de ello tendremos ocasión de hablar cuando hablamos de la autoridad y familia. 

d) Por último la desaparición del elemento religioso en la sociedad termina por obstaculizar la experiencia y la compresión de la autoridad. Esto se entiende fácilmente si volvemos al ejemplo de la familia. La autoridad de los padres remite a una instacia superior: la divina. Su capacidad de obligar moralmente al hijo no reside en ellos sino que apunta hacia el bien absoluto que es Dios. "La existencia de Dios y la fe en Él, la conciencia de su autoridad absoluta, en el que manda y el que obedece, son esenciales para que sea posible la autoridad . (...) En la medida en que desaparece la fe en Dios, la relación con Él percibida de modo viviente, se deshace la autoridad." (Preocupación por el hombre, 122).

2. Lo que no es autoridad y las formas intermedias de autoridad

Como modo de evidenciar lo que es la autoridad, Guardini la distingue de otras formas aparentes de autoridad y de lo que denomina modos intermedios de autoridad. 

a) La primera forma falsa es la obligación que nace de la fuerza.  La obligación moral que apela a nuestra conciencia no puede ser impuesta por la violencia. Por esto mismo la fuerza, la coacción física, la violencia política están muy lejos de ser autoridad, aunque el estado o el poder político usen ese término. La autoridad apela a la libertad del individuo desde un punto de vista moral y no mediante amenazas física o psíquica. La fuerza obliga de modo externo al individuo mientras que la autoridad apela a su conciencia, su interioridad. Como es habitual, hay una referencia explícita al nazismo cuando ejemplifica esto. (Cfr. Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 363-364).

"Tampoco podemos hablar de ella cuando un hombre aparece ante otro con la fuerza espiritual, psicológica e incluso corporal a que nos referimos al decir que alguien tiene una fuerte personalidad." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 364).  Aquí todavía no tenemos la presencia de la autoridad. A veces afirmamos que cierta persona es una autoridad en tal campo de la ciencia. Sin embargo este modo de hablar es una analogía. Del mismo modo, incluso, cuando afirmamos la autoridad del "hombre que vive ejemplarmente. Ejerce influjo especial, un efecto de formación moral. Y -a diferencia del mero maestro- no sólo por su palabras y el peso de sus argumentos, sino por su ejemplo y por todo su ser: por el hecho de que también procura hacer él mismo lo que proclama: por la fuerza estimulante y contagiosa de su personalidad" (Preocupación por el hombre, 114). Aquí podemos constatar que ciertos individuos influyen en otros pero no existe la obligación que constatamos en la autoridad.

Por ultimo conviene destacar lo que denomina Guardini formas intermedias de autoridad. Veámos como lo explica:

"Pero existen tambien una serie de formas intermedias. Tienen un carácter de autoridad delgada para hacer frente a determinadas tareas. La autoridad originaria, tanto la de los padres como la del Estado, se orienta a la vida dentro del campo respectivo; tienen algo de creativo y, gracias al carácter primigenio de su poder, procuran el orden obligando. En cambio, las formas intermedias de las que hablamos estás limitadas: el profesor, a la escuela; el maestro de taller, a la fábrica, etc." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 369).

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