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martes, 22 de abril de 2014

Nueva edición de Cartas del Lago de Como

De nuevo el tema de nuestra entrada es la publicación de una obra de Guardini. Esta vez se trata de una nueva edición de Cartas del Lago de Como. La edición española de este libro data de 1957, Editorial Dinor, San Sebastián. Gracias a EUNSA podemos acceder a él en una nueva edición de 2013. Las consideraciones de este libro se centran en la cultura que a partir de la modernidad está surgiendo en Europa gracias al avance de la ciencia y de la técnica. En este blog hemos hecho alguna referencia a esta obra y hemos comentado algunas de las ideas que  en ella aparecen. Adjunto dirección de web donde se puede encontrar una buena reseña de esta nueva edición: http://www.aceprensa.com/m/articles/cartas-del-lago-de-como/ 


Para terminar quisiera decir una vez más que la reedición de las obras de Guardini prueba el interés que  nuestro autor viene despertando en las últimas décadas. 

lunes, 14 de abril de 2014

¿Qué significa ser cristiano?


“Pues, ¿Qué significa ser cristiano? La respuesta exhaustiva la ha dado quizás San Pablo, al decir en la Epístola a lo Gálatas: ‘Vivo yo, pero ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí’ (2, 20). Y entonces uno continúa así su pensamiento: ‘Y precisamente de ese modo es como empiezo a  ser yo mismo’. ¿Ocurre eso en ti? ¿Puedes decir que has entrado en la inhabitación viva, en la santa mente de Cristo, y que a partir de ahí has llegado a ser tú mismo? No se necesita más que hacer esas preguntas para saber en qué punto se está.” (La sabiduría de los salmos en Meditaciones teológicas, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1965,  124-125).

Dando continuidad a lo que escribimos la semana pasada quisiera comentar este texto de Romano Guardini donde da respuesta a la pregunta clave para todo el que tiene a Cristo por Señor: ¿qué significa ser cristiano? Quien conozca el pensamiento de Guardini sabe ya de la importancia de Galatas 2, 20 en sus escritos teológicos. Ese “ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive en mí” expresa lo que nuestro autor ha denominado interioridad cristiana. De ella ya hemos hablado  y por  lo tanto no me detengo. Ahora, de cómo se da ese inhabitación del Espíritu Santo es algo que no hemos tratado. ¿Cómo puede vivir en mí el Señor? ¿Quita mi yo y pone el suyo, me anula a mí y crece Él? Escribe Guardini:

“Esto no significa que en la existencia cristiana sea anulado el «yo» humano y entre en su lugar Cristo; sino que, precisamente por vivir Cristo en mí –y sólo por eso- me hago yo realmente yo-mismo – aquel yo-mismo que Dios pensó al crearme- que con ello se despierta en mí la capacidad de poder ser verdadero principio, y decidirme por mí mismo y realizarme ” (Libertad, gracia y destino, Lumen, Buenos Aires, 1987, 70).

Guardini comenta el encuentro de Cristo con la Samaritana (Juan 4, 1- 45) para explicar esta realidad. Especialmente el versículo 14, cuando dice “(…) pero el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed. El agua que yo le daré se convertirá en él en un manantial, que brotará hasta la Vida Eterna”, es significativo para él. Comentándolo escribe: 

“La acción del Espíritu no es tal que lance sobre el hombre el raudal divino, haciendo perecer en él su «yo»; sino que, por el suave desarrollarse del Espíritu, se abre en el hombre mismo una fuente que es totalmente dada, totalmente fuente de la vida de Dios; pero que brota en el hombre y le pertenece”  (Libertad, gracia y destino, 70-71).  
 Se trata, pues, que en mí, en mi yo, se inserta una nueva vida, la vida de Él, que en la medida que crece hace que mi yo alcance la plenitud humana a la que está llamado. Esa es también la medida de mi ser cristiano. Termino con dos citas con las que espero quede respondido el interrogante que aparece en el título de esta entrada. La primera es ésta:  
“Seguir al Señor no consiste en imitarlo servilmente, sino en manifestarlo en la propia vida personal. El cristiano no es una copia de la vida de Jesús; eso sería antinatural y poco realista, por decir falso. Solo a unos pocos se les ha concedido el don de acomodar su vida, casi literalmente, a la del Maestro; por ejemplo, san Francisco de Asís. La tarea de la vida cristiana consiste, más bien, en transponer la vida de Jesús a la propia vida personal, en los azares de la actividad diaria, en los contactos con los demás hombres, en la actitud ante la providencia y el destino, tal como todo ello se presenta.” (El señor,Cristiandad, Madrid, 2000, 571)

Y para concluir leamos con detenimiento esta otra: 

 “Todo depende, para el cristiano, de que la imagen del Señor viva en él con fuerza primigenia, o esté gastada y pálida. Muchas objeciones contra Cristo proceden sin duda, en último término, de que su figura no fulge en el espíritu de los creyentes ni toca de manera viva sus corazones. Si el Señor se levantara con fuerza ante los ojos de sus fieles y los corazones de éstos ardieran de íntimo conocimiento suyo, mucho de lo que contra Cristo se dice no podría decirse.” (Imágenes de Jesús, el Cristo, en el Nuevo Testamento, en Obras, Tomo III, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1981,  235).


lunes, 7 de abril de 2014

Creer en el cristiano que hay en mí

Quien haya leído con cierta amplitud y profundidad los escritos de Guardini tiene necesariamente que haberse topado con el enunciado que encabeza esta entrada. La antropología filosófica de Guardini culmina de modo natural y sin artificio en una visión cristiana del hombre. Por ello, cuando indaga en lo que puede ser la persona termina escribiendo sobre la persona cristiana y si reflexiona sobre la existencia humana no debe extrañarnos que también se cuestione sobre la existencia cristiana. En breve aparecerá una pequeña indagación personal sobre la existencia cristiana en Romano Guardini. Daremos noticia de ella llegado el momento. Por ahora, y siguiendo las divagaciones teológicas que venimos realizando en las últimas semanas en el blog, voy a ofrecer algunas notas sobre el ser cristiano desde el pensamiento de Romano Guardini.

Como es sabido de todos la existencia cristiana consiste en una nueva vida. Esta vida nueva, no es un modo nuevo de vivir, sino, eso, una vida nueva en la que participa el creyente desde su bautismo. Guardini, nos dice, que esa vida se nos ha concedido a  modo de semilla. Eso parece enseñarnos la parábola del sembrador: 
“El mensajero de Dios es un sembrador, y lo que trae, un grano de semilla. Algo vivo, pues, que ha de echar raíces, desarrollarse y dar fruto. Lo que viene de Dios, no es algo acabado, sino un comienzo. (…) En este sentido se podría decir mucho. Siempre se haría patente el principio básico de que las cosas de Dios no vienen como resultados conclusos, sino como comienzos vivos; que no son sistemas consolidados, sino crecimiento de forma en forma”(Verdad y orden. Homilías universitarias, Vol III, Ediciones Guadarrama, Madrid, 1960, 18-19).
En otro escrito dirá: " La fe nos dice que Dios ha depositado en nuestra vida natural –en el hombre viejo- un nueva vida. Ésta es como un germen que debe desarrollarse” (Introducción a la vida de Oración, Palabra, Madrid, 2002, 34). Esto tiene consecuencias muy interesantes en nuestra vida cristiana. Una de ellas que comenta nuestro autor y que siempre me ha hecho pensar mucho, es que el cristiano no es una obra acabada, que en el fondo no se es cristiano sino que siempre estamos en camino de serlo. Que el cristianismo consiste en dejar que esa vida que en forma de semilla ha sido plantada en nuestra alma en el bautismo se desarrolle y crezca hasta transformarnos. Ser cristiano no es un punto de llegada sino una tarea encomendada. Por ello, Guardini escribe: "De ahí que el creyente no debería decir que es cristiano, sino que intenta llegar a serlo" (El Señor, Cristiandad, Madrid, 2000, 560). Y nos avisa de un peligro:
“Ay de mí, si digo: «Creo» y me siento seguro en esa fe! Entonces estoy en peligro de caer (1 Cor 10, 12). (…) Yo no soy cristiano, sino que, si Dios me lo concede, estoy en camino de serlo. No en la forma de una propiedad o de una posición desde la que juzgar a los otros, sino en un movimiento. (…) Nada se me ha dado a modo de seguridad; sino  que todo se me ha dado sólo a modo de punto de partida, de camino, de desarrollo, de confianza, de esperanza y de súplica”( El Señor,  363).
Puede ser que esa vida nueva y con ella ese hombre nuevo que Dios está haciendo en nosotros se esconda y cada vez nos resulte más difícil constatar nuestra transformación. En alguna ocasión nuestra autor usa la expresión "esbozo de futuro" para referirse a la realidad del cristiano. Llega a escribir que en el Credo debería incluirse un nuevo artículo de fe:  "El cristiano ha de creer en su propio ser cristiano. En su peculiaridad contra el enorme poder de lo inauténtico. Podría incluso decirse que en la confesión de fe falta un artículo: Creo en el hombre, que se formará según imagen de Cristo; creo que Él está en mí, y que, a pesar de todo, madura en mí" (Quien sabe de Dios conoce al hombre, PPC, Madrid, 1995, 168).

No hemos respondido todavía a la pregunta qué significa ser cristiano para Guardini pero baste para esta semana destacar los dos aspectos que hemos comentado.