Quienes hayan leído la última encíclica del Papa, habrán caído en la cuenta que cita a Romano Guardini en cinco de sus números 105, 108, 115, 203 y 219. Lo curioso de todo ello es que siempre se cita la misma obra El ocaso de la Edad Moderna. Si a esto añadimos el dato que Jorge Bergoglio realizó una estancia en Alemania en 1986 para realizar un tesis en Romano Guardini, pronto surgirá en nosotros el interés por el alcance de la influencia de nuestro autor en el Papa actual. Sobre ello estoy trabajando en un artículo. Por el momento comentaré aquí los textos de Guardini que aparecen en la Laudato Si.
Los tres primeros números pertenecen al
capítulo de la encíclica titulado La raíz humana de la crisis ecológica. Los números 203 y 219
están al inicio y en el desarrollo del capítulo Educación y espiritualidad
ecológica. Como podemos ver ambos capítulos tienen un marcado carácter
antropológico, sea porque se intenta evidenciar qué factores en la concepción
moderna y contemporánea del hombre están a la base de la crisis ecológica sobre
la que se centra la encíclica, sea también porque a la hora de proponer
soluciones se recurra a la educación, intentando recuperar la dimensión
religiosa o espiritual en la contemplación de la naturaleza (espiritualidad
ecológica).
El número 105
En este número se cita tres veces a Romano Guardini, siempre a la misma obra y podemos
decir que también a una misma página, por lo menos en la edición española que
el autor de este escrito ha usado. Se cita a continuación un texto amplio donde
resalto las partes que aparecen en la encíclica:
“El hombre de la Edad Moderna opina que todo incremento del poder constituye sin más un progreso, un aumento de seguridad, de utilidad de bienestar, de energía vital, de plenitud de valores. (...) Ahora bien, un análisis más riguroso pone de manifiesto que en el transcurso de la Edad Moderna el poder sobre lo existente, tanto cosas como hombres, crece ciertamente en proporciones cada vez más gigantescas, en tanto que el sentimiento de responsabilidad, la pureza de la conciencia , la fortaleza del carácter, no van en absoluto al compás de ese incremento; pone de manifiesto que el hombre moderno no está preparado para utilizar el poder con acierto; más aún que en gran medida incluso falta la conciencia del problema, o bien se limita a ciertos peligros externos, como los han hecho su aparición en la guerra y son discutidos por los medios de comunicación. Esto supone que la posibilidad de que le hombre utilice mal el poder crece constantemente. Como aún no existe una ética eficaz del uso del poder, la tendencia a considerar este uso como un proceso natural, no sometido a norma alguna reguladora de la libertad, sino únicamente a los supuestos imperativos de la utilidad y de la seguridad, es cada vez mayor” (El ocaso de la Edad Moderna, en Obras Vol. 1, Ediciones cristiandad Madrid, 1981, 94)
Ciertamente, nos encontramos frente a una de las ideas centrales del pensamiento de Guardini, sobre la que ya hemos hablado en este blog. La técnica y el poder que ella ha traído han crecido sin el apoyo necesario de una ética que la norme y la guíe. Por ello, el hombre del siglo XXI no está preparado para el enorme poder que tiene en sus manos, ni tampoco tiene conciencia del enorme peligro en el que se encuentra. Desafortunadamente, el uso desmedido del poder técnico tiene ya sus consecuencias en el ámbito ecológico, como también en el bélico y en las ciencias médicas. La bioética ha sido una respuesta tímida a esta ética del poder tan necesaria.
El número 108
En este número el Papa
Francisco a partir de un texto de Guardini nnos revela una aspecto más
profundo que se esconde tras la técnica. La técnica trae bienestar, pero
sobre todo está orientada al poder y dominio del mundo y de los
hombres. El texto citado también está extractado de El ocaso de la Edad Moderna. Como arriba, resaltamos las líneas que
aparecen en la encíclica:
"La Edad Moderna gustaba justificar las medidas de la técnica por su utilidad para el bienestar del hombre. Así encubría los estragos que ocasionaba la falta de escrúpulos de la misma. Yo creo que el futuro hablará de otro modo. El hombre que posee la técnica, sabe que, en el fondo, ésta no se dirige ni a la utilidad ni al bienestar, sino al dominio; el dominio, en el sentido más extremo de la palabra, y que está hallando su expresión, en una nueva estructura del mundo. El hombre intenta controlar tanto los elementos de la naturaleza como los de la existencia humana. Ello supone posibilidades incalculables de acción positiva, pero también de destrucción, sobre todo en aquellos aspectos en que entra en juego el ser humano, que se encontrará mucho menos firme y seguro de sí de lo que generalmente se piensa”(El ocaso de la Edad Moderna, 74).
El dominio que proporciona la técnica es neutro. El uso de ese dominio, que no está suficientmente guiado y ordenado por una ética, puede llevar a la manipulación y explotación de las personas y de la naturaleza. Y esta es una de las raíces del problema ecológico que se afonta en la encíclica.
En próximas entradas comentarios los textos que usa el Papa de Romano Guardini en esta encíclica.
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