La próxima semana iniciaremos un nuevo tema de reflexión en nuestro blog. Esta semana quisiera concluir con un apéndice a todo lo dicho antes de Navidad (periodo durante el cual hemos dejado inactivo el blog) sobre la autoridad. Nuestras reflexiones
quedarían incompletas (siempre quedarán de algún modo incompletas) si no dedicáramos por lo menos unas breves líneas a la
cuestión de la obediencia. Aunque ya abordamos la cuestión en la primera
entrada me permito insistir en la misma ¿Qué es obedecer? Es la
respuesta a la autoridad. Frente a la obligación moral que surge de una
instancia personal el hombre puede responder de diversas maneras.
Realizando lo que la autoridad le sugiere o actuando al margen de ésta.
En el primer caso obedece.
La obediencia tiene la misma
estructura que la autoridad. Es decir, por un lado una norma que debe
estar en consonancia con el bien y por otro una realidad personal a la
que obedecer. Si falta esta última no se da la obediencia. Guardini
insiste mucho en este aspecto. Para obedecer no es suficiente que quien
lo haga entienda y conozca que lo que se le pide es conforme al bien. Es
cierto, y esto también lo subraya Guardini, que el hombre capta que lo
bueno debe realizarse. Escribe: "Hablando con propiedad, el cumplimiento
del deber ético es algo lógico y natural, tanto que puede sentirse con
tal fuerza que casi parezca descartarse la posiblidad de obrar en
contra" ( Ética. Lecciones en la Universidad de Munich, BAC, Madrid, 2000, 369). Sin
embargo, insiste que, como en la autoridad, debe existir una instancia
personal, como los padres o el estado, a la que tengo que obedecer. No
se obedece a una norma sino a alguien. Esto lo revela también el
fenómeno ético. Cuando percibimos el bien simultáneamente entendemos que
"debemos hacerlo". Ese debemos no surge de la norma misma o del mandato
ético, sino de alguien con autoridad que nos manda realizarlo. Si la
norma fuera el fundamento del debes nos encontraríamos con un
normativismo ético, como el de Kant.Guardini sin embargo insiste: "sólo
una realidad puede decir tú debes, y esa realidad, de alguna forma, es
el Dios que habla y que captamos en el Corazón" (Ética. Lecciones en la Universidad de Munich,
375). La respuesa a la llamada de Dios a partir del "tú debes" que
captamos en el fénomeno moral es la obediencia. Y esto configura la
ética como encuentro personal entre creatura y creador que desemboca en
el amor. Obedecer, implica, por lo tanto, un encuentro personal. Más
aún, el hombre en cuanto hombre se realiza en ese encuentro. Oigamos a
Guardini:
" En todo esto hay una verdad liberadora: el
hombre debe obedecer, no porque sea inmaduro, sino porque es hombre; no
porque sea todavía incapaz de recnocer la norma ética, sino porque,
sencillamente no existe uan norma ética abstracta. Porque la
interpelación ética no es la confirmación de una legitimidad abstracta,
sino un encuentro vivo. Y obedecer signifca que el hombre realiza ese
encuentro".
La tarea ética no se realiza ya en
soledad. El mismo Dios se implica en la tarea de nuestra conquista
personal. Y esto puede aplicarse también al ámbito de los padres.
El tema de la obediencia puede ser abordado en Guardini desde otra perspectiva, por ejemplo, la epistemológica, como obediencia a lo real. Dado que se sale del ámbito de la autoridad que ha sido el tema central de nuestras reflexiones, no comentaremos nada sobre ello aparcando el tema para otra ocasión.
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