Hay un fenómeno en relación a este blog que desde hace tiempo quería comentar. Quien se haya lanzado a la aventura de dar origen y sobre todo mantener vivo un blog sabe que en todo momento podrá tener acceso al número de visitas y el lugar de procedencia. De España y de Argentina son la mayoría de los lectores de este blog. También podemos saber cuáles son las entradas más leídas como otros datos de carácter estadístico: visitas semanales, mensuales, etc. Ahora bien, nunca sabemos, a menos que se deje un comentario quien visita el blog. Alguna vez he recibido un felicitación o un comentario, pero en general son escasos e inusuales. Nadie piense que estoy reclamando comentarios. Todo cuanto he contado viene a cuento porque el tema del que quiero tratar hoy tiene origen en uno de esos escasos comentarios o contactos esporádicos con uno de los lectores del blog. Por cierto, estoy abierto a publicar también comentarios de otros autores si quieren enviarme sus reflexiones.
Una de las ideas claves de la antropología cristiana de Guardini es la interioridad. De ella hemos hablado aquí en varias ocasiones. Pero gracias a las preguntas de una de las lectoras del blog he caído en la cuenta de la importancia de la altura como categoría correlativa sin la cual no se puede entender la interioridad. Para quienes deseen profundizar en el tema las páginas claves se encuentran en Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 38-59. Allí se habla de la interioridad desde un punto de vista humano y posteriormente de la interioridad cristiana. Y lo mismo se dice en relación a la altura. Espero en las próximas semanas profundizar en estas dos categorías. Hoy, a modo de introducción, me limito a citar un texto que complete cuanto aquí ha aparecido sobre la interioridad de modo que altura e interioridad, el desde dentro y hacia arriba que constituye la vida cristiana queden finalmente esclarecidos:
"Hemos definido la interioridad cristiana como aquel lugar 'en' el creyente donde Cristo está; de modo análogo, decimos ahora, que la altura cristiana es aquel lugar donde Cristo está sobre el creyente . 'Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba, no a las de la tierra'. Col. 3, 1-2" (Mundo y persona, 54).
Es interesante referir, y con ello terminamos, que en Cristo según nuestro autor ambos polos se hacen uno. En la medida que la existencia meramente humana (como veremos en próximas semanas) y por ende también cristiana, se manifiesta en ambas categorías, Cristo está también presente en ellas. "El dentro como el arriba son la misma y una apoteosis, desde la cual Cristo se acerca al mundo" (Mundo y persona, 59).
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