Retomamos el blog para dar a conocer una nueva publicación sobre Romano Guardini. Se trata del volumen La vida ética y la realización de la persona en el pensamiento de Romano Guardini (Agape libros, Buenos Aires, 2015) del Prof. Edgar O. Farías. Adjuntamos una pequeña recesión que nos hecho llegar el mismo autor donde se da cuenta del contenido del libro.
RECENSIÓN
"La doctrina moral se ha vuelto excesivamente doctrina de lo prohibido. (...) Con demasiadafrecuencia se ve la norma ética como algo que se impone desde fuera a un hombre rebelde; aquí el bien ha de entenderse como aquello cuaya realización es lo que de veras hace al hombre ser hombre". (Una ética para nuestro tiempo, Cristiandad, Madrid, 2002, 110).
Esta idea de Romano Guardini expresad en el Prólogo de Una ética para nuestro tiempo, manifiesta una intuición fundamental de est gran filósofo, cuya importancia es bien percibida y desarrollada por Edgar Farías a lo largo de este escrito.
El libro, en sus
primeros capítulos, describe con profundidad como ciertas corrientes
racionalistas modernas han reducido la moral a un mero catálogo de deberes a
cumplir, deberes que se nos imponen extrínsecamente y que suelen suscitar en el
hombre actual la actitud de insubordinación, en defensa de su amenazada
libertad. Frente a esta concepción, el
autor describe la preocupación de Guardini por recuperar la visión
clásico-cristiana de la moral entendida como un camino de realización personal,
en el que las virtudes constituyen la clave central de su despliegue. Ahora
bien, esta visión de la ética supone una serie de ideas metafísicas y
antropológicas que Guardini desarrolla magistralmente en sus obras y que el
autor describe y analiza con profundidad.
Lic. Edgar O. Farías |
Para empezar Farías desarrolla la tesis de la fundamentación ontológica del bien moral,
indicado que el Bien es un concepto trascendental, es decir, un aspecto del ser
mismo de las cosas. Más en concreto, es la perfección o plenitud del ser que
ellas tienen y que las hace apetecibles y perfectivas, o sea, capaces de
perfeccionar a quien las recibe. Farías señala que esta idea se opone
frontalmente a la separación total de Ser y Bien propia de la filosofía
kantiana, que invierte la relación entre metafísica y ética propia del realismo
filosófico como es el de Romano Guardini.
El autor señala
que es frente a esta concepción, vastamente extendida en los siglos XIX y XX,
que Guardini subraya la fundación del deber moral en el ser del hombre y de las
cosas. Una ética así entendida tiene como motor fundamental de la acción humana
la atracción del Bien, y no la coacción de un deber que se impone
extrínsecamente.
De allí,
explicita Farías, que se sigue una consecuencia importante, que es la
disociación tajante entre la búsqueda del bien moral y la de la felicidad
humana, que en el kantismo constituyen dos tareas independientes y en algún
punto hasta divergentes. Farías señala que en la en la perspectiva guardiniana,
no pasa lo mismo ya que para Guardini la consecución del bien es lo que hace al
hombre plenamente hombre, llevándolo a su felicidad auténtica.
Luego Farías
destaca que esta visión de la ética supone a su vez la importancia de un
adecuado conocimiento de la realidad como condición para poder decidir
acertadamente nuestra conducta a seguir, y que el mismo debe desarrollarse en
dos direcciones: hacia el sujeto y hacia las circunstancias. Efectivamente,
para actuar bien es indispensable el autoconocimiento del mismo sujeto
actuante: discernir lúcidamente las condiciones generales de la naturaleza
humana, así como también las características individuales de cada uno es
fundamental para tomar las decisiones éticas apropiadas. Por otra parte, el
autor señala que esta idea de la moral se asienta sobre la conciencia de la
condición creatural del hombre presupuesto claro en la ética guardiniana. Toda creatura, por el hecho mismo de serlo,
ha sido pensada previamente por la mente del Creador, y es esto lo que la hace
inteligible, y portadora de una estructura de sentido. En la naturaleza de cada
creatura está perfilado el sentido y el fin de su existencia.
Por último el
libro cuanta con una segunda parte en la cual el autor el desarrolla algunas
virtudes específicas seleccionadas por él como ejemplo peculiar de una manera
realista y actual de entender y vivir la moral.
Para terminar
con la recensión, debo decir que el libro me parece una clara e insistente
invitación a pensar e interpretar el sentido y la justificación de la vida
humana a la luz de la virtud y la obligación moral. Descubriendo que esta
última no es algo impuesto sino una invitación a adherirse al Bien con toda la
inteligencia y el afecto quedando allí realizada la propia existencia.
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