Uno de los
conceptos que más me han llamado la atención dentro de la antropología
cristiana de Romano Guardini es el de "la interioridad cristiana".
Para entender lo que es, lo que implica y las repercusiones que tiene en el
pensamiento de Guardini, debemos remontarnos a otros de los ejes claves de su
obra: la persona y la existencia cristiana. ¿Qué caracteriza la existencia
cristiana? ¿En qué consiste la persona cristiana? Precisamente en que en ella
se da la interioridad cristiana que tiene su inicio en Pentecostés. En los
evangelios los apóstoles se encuentran frente a Jesús. Después del evento de
Pentecostés hablan desde Jesús:
“Si comparamos la manera como se comportan los apóstoles después de la irrupción del Espíritu, cómo hacen frente a la muchedumbre excitada –que sin duda era en buena parte la misma que influyeron en el desarrollo del proceso contra Jesús-, advertimos un cambio total en la actitud, una ausencia de temor que anteriormente no se percibe. Cambia toda la forma de comportarse respecto a su maestro, y de verle y comprenderle. (...) En el ámbito de los Evangelios están frente a su Maestro; la persona que habla en la alocución de Pedro está íntimamente unida a Él. No habla a los oyentes acerca de Él, sino desde Él.” (R. Guardini, La existencia del cristiano, BAC, Madrid, 1997, 355.)
Para nuestro autor
San Pablo es el mensajero de la interioridad cristiana. Nadie como él la
experimentó y habló de ella de manera decisiva. El texto al que acude constantemente
Guardini es el de Gálatas 2, 20, “Ya no soy yo quien vivo, es Cristo quien vive
en mí”:
“El primero en hablar de forma decisiva acerca de la interioridad cristiana fue San Pablo. Subraya continuamente como elemento característico el hecho de que Cristo ‘está en el creyente;’ y, asimismo, conocer respuesta, que el creyente ‘está en Cristo’; por ejemplo, cuando dice: ‘Ya no vivo yo (como ser subsistente en mí mismo), sino Cristo vive en mí (Gal. 2, 20).” (R. Guardini, La existencia del cristiano, 359).
En esto consiste
la interioridad cristiana, en que Cristo vive en el creyente y el creyente vive
en Cristo. Esto toca ontológicamente a la persona dando lugar a la persona
cristiana en la que la vida de Cristo configura su existencia. Vivir cristianamente
es vivir en Cristo, manifestar a Cristo en nuestra vida. Guardini señala que
este es el camino de la plena realización personal, en Cristo alcanzamos la
plenitud de nuestro yo.
“Esto no significa que en la existencia cristiana sea anulado el «yo» humano y entre en su lugar Cristo; sino que, precisamente por vivir Cristo en mí –y sólo por eso- me hago yo realmente yo-mismo – aquel yo-mismo que Dios pensó al crearme- que con ello se despierta en mí la capacidad de poder ser verdadero principio, y decidirme por mí mismo y realizarme.” (R. Guardini, Libertad, gracia y destino, Lumen, Buenos Aires, 1987, 70).
La interioridad
cristiana, esa vida en Cristo, se nos da a modo de semilla que debemos cultivar
y hacer crecer en colaboración con el Espíritu Santo. Es demasiado largo para
una entrada de blog desarrollar esto, por eso remito a dos publicaciones
personales donde precisamente hablamos a la luz de algunos textos de Guardini de
cómo se desarrolla esa vida en nosotros a partir de la lucha entre el hombre
nuevo y el hombre viejo. (R. Fayos, La
figura de San Pablo en el pensamiento de Romano Guardini, en “San Pablo y la apertura universal del
Evangelio. Actas del XIV de Teología Histórica”, Valencia, junio 2010, 359-372;
El concepto de
persona en Romano Guardini¸ en “Espíritu”,
LIX (2010), 301-319).
Quisiera
terminar con un texto de Guardini, donde se nos invita a creer en ese hombre
nuevo que Cristo está haciendo en nosotros a partir de la interioridad cristiana aunque
a veces no lo experimentemos:
“(…) lo que es el hombre, si logra una auténtica imagen, se manifestará al final, tras la resurrección y el juicio. Entretanto queda la lucha en la oscuridad, el devenir en permanente contradicción. Y realmente así es: el cristiano ha de creer en su propio ser cristiano. En su peculiaridad contra el enorme poder de lo inauténtico. Podría incluso decirse que en la confesión de fe falta un artículo: Creo en el hombre, que se formará según la imagen de Cristo; creo que Él está en mí, a pesar de todo, y que, a pesar de todo, madura en mí.” (R. Guardini, Quien sabe de Dios conoce al hombre, PPC, Madrid, 1995,)
BIBLIOGRAFÍA DE ROMANO GUARDINI SOBRE LA INTERIORIDAD CRISTIANA Y OTROS TEMAS RELACIONADOS
La imagen de Jesús en el Nuevo Testamento, en Obras, Tomo III, Ediciones Cristiandad Madrid, 1981, 248-260.
La existencia del cristiano, BAC, Madrid, 1997, 353-366.
Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 122-136.
El Señor, Ediciones Cristiandad, Madrid, 2002, 539-572.
Libertad, gracia y destino, Lumen, Buenos Aires, 1987, 63-93.
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