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lunes, 30 de julio de 2012

¿Qué es propiamente educar?

Seguimos comentando el capítulo 3 del apartado cuarto de la Etica. Lecciones en la Universidad de Munich (BAC, Madrid, 2000). La semana pasada hablamos de la niñez y quizás hoy debiéramos detenernos en la figura vital del joven y la crisis que la precede: la pubertad. Sin embargo, Las edades de la vida, (o Las etapas de la vida, según edición), es también un ensayo donde aparecen grandes temas que trascienden las fases de la existencia humana. Uno de ellos es la educación. No voy a exponer una posible pedagogía guardiniana. Me limito a traer algunos parrafos del texto que estamos analizando y que me parecen de gran valor.
 
1. ¿Qué es educar?
 "¿Qué es propiamente educar? Sólo es posible responder mediante antítesis que aunque parece contradecirse, en realidad se sustentan mutuamente. El acto  de educar presupone al hombre haciéndose. Él es ya él mismo, porque, si no, sería justamente otro; pero, por otra parte, vive en la posibilidad de llegar a ser él mismo, porque, si no, no necesitaria hacerse." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 454). 
Quienes conozcan el pensamiento de Guardini el texto les habrá evocado al contraste (El contraste. Ensayo de una filosofía de lo concreto-viviente, BAC, Madrid, 1996). A la luz de este ensayo educar implicaría una tensión entre dos polos, contrarios, que no contradictorios, que se presuponen mutuamente el otro. Nunca se realiza uno en plenitud, pues implicaría la muerte misma del contraste (Ver al final notas aclaratorías sobre el término contraste en la filosofía de Guardini). "Todo ámbito de lo humano parece estar dominado por el hecho del contraste" (El contraste. Ensayo de una filosofía de lo concreto-viviente, p. 80). La vida es un entramado complejo de contrastes. La educación, parece ser uno de ellos. Este otro texto nos puede ayudar a entender lo que estamos diciendo: 
"Por eso educar es conducir a la persona en desarrollo hacia lo que todavía no es; pero esto solo puede hacerse desde lo que ella ya es. No cabe educarla para algo absolutamente extraño, sino para algo cuyas bases lleva dentro de sí misma. Cabría decir, en cierto sentido, que sólo es posible educar para algo que la persona ya es en forma de posibilidad: para que llegue a ser ella misma. Por tanto, educación significa ayudar al hombre a encontrarse a sí mismo." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 455).
En conclusión, educar sería conducir a la persona al encuentro de sí misma para que llegue a ser ella misma, es decir, para que llegue a ser quién está llamada a ser.


2. Educar para el encuentro

"Pero aquí aparece una nueva dialéctica. Llegar a ser uno mismo no lo logra el hombre en desarrrollo quedándose encerrado en él mismo, sino precisamente en la medida en que saliendo de sí accede a lo que no es él, a lo que está frente a él, es decir, al objeto" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 455).
 Efectivamente, el hombre sólo puede llegar a ser él mismo en la medida que sale de sí mismo. Este salir de sí mismo tiene varias vertientes. En primer lugar está el mundo que le circunda y con el que se ha de encontrar y hallar su sentido. Pero no sólo el mundo es lo nuevo, sino el futuro que debe afrontar. "Ser hombre no significa permanecer en uno mismo o avanzar hacia el propio futuro, sino también estar en el mundo, advertir lo que viene de fuera, vivir el choque con lo nuevo, afrontarlo con osadía. De esta manera precisamente, el hombre vuelve en sí, se adueña de sí mismo, se hace él mismo" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 455).

Todo esto habría que unirlo a las ideas de Guardini en relación al encuentro. “El hombre, pues, está hecho no sólo para la acción recíproca con los otros seres, sino para el encuentro, y en su consumación se realiza. Existe referido a lo otro y al otro, y mientras esté «referido a» se realiza, se edifica y se hace más él mismo” (Mundo y persona, Encuentro, Madrid, 2000, 40). Especial importancia cobra el encuentro con los demás y perder la vida por los demás es el mejor modo de ganarla, de encontrarla. Aquí podríamos referirnos a algunos hechos biográficos del propio Guardini que obviamos por brevedad. (Cfr. Apuntes para una autobiografía, Encuentro, Madrid, 1992, 98-99)

3. Otros textos interesantes 

Para concluir añado un par de textos sobre la educación permanente y sobre el educador que también me han parecido muy sugerentes aunque no comente.
"Es normal que quien está en desarrollo haga cosas nuevas, se arriegue a lo desconocido y cree así las condiciones para lo que vendrá después. Aquí esta el peligro del devenir vital; y también, el estímulo infinito de la existiencia. 
Todo esto significa que quien está en desarrollo necesita una ayuda. A esta ayuda la denominamos educación.  
En términos estrictos, el hombre necesita de esta ayuda durante toda su vida. Hasta hace poco tiempose consdieraba natural y lógico que, cuando se salía de la escuela, se era independiente, y que, cuando se acababan los estudios, ya se estaba formado. Ahora sabemos que no existe la persona formada del todo, conocedora de todo lo que hay que aprender; que el hombre siempre está haciéndose, y por tanto siempre necesita ayuda." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 454).
"En todo ello el educador ha de tener claro que el influjo mayor no lo ejerce por las cosas que dice, sino po lo que él mismo es y hace. Esto es lo que crea el ambiente, y lo que el niño -que todavía no reflexiona o reflexiona muy poco- capta sobre todo es el ambiente. Puede decirse que lo primero que influye es el ser del educador; lo segundo, lo que él hace; y lo tercero, lo que dice." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 464).

 NOTAS SOBRE EL CONTRASTE

Denominamos contraste a “(…) la  relación especial, en la que dos elementos se excluyen el uno al otro y permanecen, sin embargo, vinculados e, incluso –como veremos más tarde-, se presuponen mutuamente; esta relación que se da entre los diferentes tipos de determinaciones (gestaltmässigen)–cuantitativas, cualitativas y formales- las llamo contraste (Gegensatz).”( El contraste, 79). Hay que añadir unas notas a esta definición que perfilan todavía más el contraste. “No se trata, por tanto, de una «síntesis» de dos elementos en un tercero. Ni de un conjunto cuyos polos represente «partes». Ni mucho menos de una mezcla tendente a lograr cierta forma de equilibrio. (…) Cada polo del contraste no puede ser deducido del otro, ni ser hallado a partir del otro.” (El contraste, 90).

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