Durante las próximas semanas nos
ocuparemos de la conferencia que Romano Guardini pronunció el 19 de julio de
1960 en el antiguo ayuntamiento de Munich como motivo del 20 aniversario del
atentado contra Hitler. En recuerdo de las personas que intentaron salvar a
Alemania del Nazismo, nuestro autor habló de la libertad. El texto es muy rico.
En futuras entradas profundizaremos en él. Hoy quiero detenerme en un tema
secundario que aparece en relación a la libertad: la profesión.
¿Qué es la profesión? Creo que
todos sabríamos definirla pero no con el acierto, la riqueza y la profundidad
como lo hace Guardini. Leamos con atención: “La profesión es el punto de
intersección de la existencia individual y la colectiva: el lugar donde el individuo
se encuentra en la conexión del todo y donde la totalidad recibe vida de la
obra del individuo.” (Libertad en Preocupación por el hombre, Guadarrama,
1965, 130-131).
Es decir el ejercicio profesional
es el punto donde me encuentro con la comunidad, con la sociedad y ésta se
encuentra conmigo. ¿En qué consiste este encuentro? En el servicio, es decir,
donde la comunidad recibe vida a través de la obra, del trabajo del individuo.
Al mismo tiempo, el individuo entra en conexión con la totalidad, conoce sus
necesidades y le sirve según el modo y manera como se siente llamado. Este
aspecto vocacional de la profesión también es reseñado por Guardini. Así
escribe: “Se refiere a la actividad a que soy llamado por parte de mi ser: si
entrar ahora en si la vocación profesional viene aún de más lejos. Naturalmente
hay gradaciones de evidencia y fuerza. Es afortunado el que puede decir: Sé que
estoy dotado para esto: me siento impulsado a esto: mi tarea vital ha de ser
ésta, y ninguna otra” (Libertad en Preocupación por el hombre,131). No
siempre podemos decir que el ejercicio profesional responde a una llamada
vocacional tan nítida como la antes descrita. Por eso, Guardini también
reconoce que “Ese ser llamado puede debilitarse y verse como: Dentro de las
posibilidades dadas, eso es lo que mejor corresponde a mis disposiciones.
Incluso puede limitarse a un punto de vista superficial, pero muy real: De esa
manera puedo servir, del modo más decente, al sustento vital mío y de mi
familia” (Libertad en Preocupación por el hombre, 131). Por lo
tanto, la profesión tiene también raíces alejadas de la vocación pero igualmente legítimas.
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