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jueves, 27 de noviembre de 2014

Cada vida importa

Dedicado a mi mujer Patricia y a la Asociación REDMADRE Valencia. 


El pasado 22 de noviembre se celebró en Madrid una manifiestación organizada por el Foro de la familia con el lema "Cada vida importa". Doy cuenta en este blog de este evento no tanto para recodar lo escrito por Guardini en defensa del nasciturus (El derecho a la vida humana en gestación" en Preocupación por el hombre, Madrid, 1965, 171-194). Más bien quisiera comentar el acontecimiento de la manifestación a la luz de una idea que aparece en otro ensayo del que ya hemos hablado muchas veces aquí y que lleva por título Libertad. Discurso conmemorativo (Preocupación por el hombre, Madrid, 1965, 127-142). Allí podemos leer:
"Se habla mucho de la amenaza totalitaria, pero ningún proceso ocurre partiendo solo de un lado. La coerción totalitaria sobre el matrimonio sólo se hace posible cuando el portador vivo de la libertad, el hombre responsable, ha perdido hace mucho el deseo de comunidad de fidelidad, de vinculación familiar, de configuración viva de la casa" (Libertad en Preocupación por el hombre, 133). 

Guardini habla en este ensayo de la libertad y sus aplicaciones en el ámbito del matrimonio (casarse con quien uno desea), profesión (elegir el propio trabajo), académica (la búsqueda libre de la verdad en la universidad), etc. Libertades que fueron suprimidas en parte durante el periodo nazi. En este contexto debemos situar la cita anterior y preguntarnos ¿Qué nos enseña este texto? 

Nos enseña algo tan importante como que el Estado invade nuestros derechos, los anula y los desprecia en la medida que el portador de los mismos no vive ya el valor o los valores que sostienen tales derechos  y por lo tanto no encuentra en sí mismo la fuerza y los recursos para defenderlos.  Los totalitarismos se imponen al individuo en la medida en que éste cede y no defiende por debilidad lo que en justicia y por derecho natural le corresponde. No es un proceso que se da de un lado, por el contrario, están implicados dos, el Estado que impone y el individuo o la sociedad que cede.

Defender la vida humana implica, pues, vivir los valores que hacen que la vida humana sea acogida, protegida, promovida y defendida desde la concepción hasta su final natural. Sólo así seremos fuertes para en un segundo momento manifestar y defender en público el derecho a la vida ante quienes nos gobiernan.

De este modo uno se hace auténticamente responsable de sus derechos porque asume con su vida las obligaciones que éstos también comportan. Ejemplo de todo ello son los miembros y voluntarios de las asociaciones como REDMADRE, PROVIDA, etc., comprometidos e implicados en la ayuda a embarazadas y madres en dificultad. No solo defienden un derecho, además asumen vitalmente las obligaciones y responsabilidades que este derecho conlleva. 

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