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lunes, 20 de mayo de 2013

Educar en Romano Guardini (III). El ambiente educativo y la confianza

En los últimos quince días hemos hablado acerca de algunos elementos y presupuestos de todo acto educativo a la luz del pensamiento de Romano Guardini. Hoy empezaremos a examinar, siempre desde las ideas del protagonista de este blog, el acto pedagógico en cuanto tal. Éste supone muchos y variados elementos de los que quisiera centrarme tan sólo en los siguientes: el ambiente, la formarción y el ejemplo. Dedicaremos esta entrada al primero: el ambiente educativo.

Uno de los elementos más importantes del proceso educativo es el ambiente en el que éste se desenvuelve, es decir, la atmósfera o el entorno en el que se genera el hecho educativo. Y esto supone un sin fin de  factores que van desde el mismo edificio donde se encuentra instalada una institución educativa hasta la actitud o clima que se genera entre los educadores y los educandos. Ese clima está constitutido por una serie de actitudes que no son fáciles de describir. Por un lado, todo alumno debe percibir un auténtico afecto y atención hacia su persona. Desde ese afecto y atención, también debe experimentar la exigencia de quien  le quiere auténticamente y le guía en el camino que debe seguir para alcanzar la plenitud humana a la que está llamado dentro de los límites y peculiaridades propias de su persona. Una vez más, aparece en la vida humana la figura con la que Guardini explica tantas realidades: el contraste. Se trata de la tensión entre dos polos que son contrarios pero no contradictorios, que se presuponen uno al otro, y generan una tensión entre ellos donde surge un aspecto de la vida humana. El ambiente educativo está lleno de contrastes entre el educador y el educando. El siguiente texto quizás pueda evidenciar cuanto queremos explicar:
"Siendo el ambiente pedagógico un conjunto de actitudes diversas, debe darse un auténtico afecto hacia la vida del educando, y a la vez una firme resolución con la que no se puede jugar, una atención continua y tranquila que, sin embargo, no está fijada, sino que deja espacio abierto, una diligencia que no se enerva, un orden que hace libres las iniciativas. Con esto se posibilita el crecimiento...." (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, BAC, Madrid, 2000, 699).
La característica fundamental del ambiente pedagógico debe ser la confianza que está presente de múltiples formas.  En primer lugar en el educador sobre la persona del educando. La educación no es un proceso seguro y determinado. Todo lo contrario. "El espacio pedagógico debe estar transido de la conciencia de que se trata de seres humanos, y de que por tanto el éxito es inseguro, esencialmente inseguro" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 700), por ello se requiere superar la desconfianza y el pesimismo pues de ellas, como dice Guardini, "no sale ninguna educación auténtica", y añade, "Quien no está dispuesto a percibir en el alumno la posibilidad, las buenas disposiciones que en él radican, la ocasión que va unida a toda libertad como tal, quien no se siente en situación de atreverse, ése no puede ser educador."  (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 701). Cuando no hay confianza el alumno se siente tratado como un objeto. Y este ha sido un error frecuente en la educación. Esta primera confianza es la base de la siguiente que ahora analizaremos.

En segundo lugar debe existir una confianza del educando sobre su educador. La relación entre ambos no es fácil. Por un lado, señala Guardini, "el educando espera el auxilio del maduro, pues siente la propia incapcaidad e inseguridad, quiere que le enseñen el sentido de su existencia, incluso contra sí mismo. (...) Por otro lado el educando recibe al educador como un rival porque se opone a sus caprichos, a sus antojos, a sus instintos, porque cuestiona su autoconciencia oscilante, e incluso porque simplemente en la relación pedagógica es el otro" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 701). En este contraste debe sobrevivir la confianza. La experiencia debe enseñar al educador que a pesar del enfrentamiento, las posibles estrategias o infantiles trampas con las que pueda toparse, debe prevalecer la confianza.

En tercer y último lugar, debe generarse, a partir de las dos anteriores una última confianza: la confianza del educando en sí mismo y sus posibilidades. No de manera ingenua y poco realista. Esta confianza en sí mismo no es ajena a las posibilidades negativas que también pueden radicar en él: "Educar significa llevar al joven a su propia existencia, otorgarle por ende confianza en sí mismo, pero también hacerle crítico consigo mismo" (Etica. Lecciones en la Universidad de Munich, 700).

Sobre el ambiente educativo y la confianza mucho debe decirse todavía desde el pensamiento de Guardini, pero nos encontramos bajo el formato de un blog, lo cual reduce y esquematiza mucho nuestra exposición. De ahí, que por hoy demos por terminado nuestro discurso.



2 comentarios:

  1. no quisiera alterar el itinerario expositivo, y desconozco qué falta, pero quisiera sugerir (si es posible) una reflexión sobre las cualidades humanas y espirituales del educador. Más allá de lo obvio (conocimiento de aquello que enseña y cierta capacidad para enseñarlo) pensaba, singularmente, en una cualidad en la que se repara poco y que me parece fundamental para ayudar a un hombre a sacar lo mejor de sí: la humildad.
    En parte creo que está implícitamente mencionado en la primera entrada del Blog sobre este tema, cuando se hablaba de la menesterosidad. No me parece posible educar de verdad a alguien si el educador no le hace entender que toda verdad y todo bien es participado, y por tanto si no le remite constantemente a la fuente de toda verdad, y le hace entender la gratitud fundamental que ilumina toda relación que un educador establece con sus alumnos, y con la vida.
    No conozco a Guardini, pero puedo imaginar que sobre este punto debe tener aportaciones extraordinarias (y el autor del blog también).

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  2. Querido amigo, el tema de la humildad no aparece explícitamente pero sí implícitamente en los textos que estamos analizando. Aparece de muy diversas manera. Una revisión de las páginas que hemos leído desde la perspectiva de la humimldad y la gratuidad me parece excelente. Espero dedicar una entrada a ello si no la próxima semana la siguiente. Gracias por el comentario. Un saludo, Rafael

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