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lunes, 6 de mayo de 2013

Educar en Romano Guardini (I). Elementos del fenómeno educativo

En la Ética. Lecciones en la universidad de Munich (BAC, Madrid, 2000), podemos encontrar unas páginas (687-709) dedicadas a la educación. Desde hace unas semanas el tema de nuestro blog es la educación que hemos empezado a tratar comentando el ensayo Una ética para nuestro tiempo (Cristiandad, Madrid, 2002). Dejamos hoy este libro para volver una vez más a la Ética con el fin de entresacar algunas reflexiones sobre el fenomeno educativo en el pensamiento de Romano Guardini. Las ideas sobre educación de las páginas de la Ética que hemos referido están ordenadas en cinco apartados, de los cuales el primero es una nota previa que no comentaremos. Los otros cuatro son los siguientes: Los elementos del fenómeno, El carácter de la actividad educativa, El acto pedagógico y su Ethos y por último Posibilidades y límites del a educación. Empezaremos con el primero, los elementos del fenómeno educativo, que podemos resumir en cuatro puntos: fundamento, evolución, inserción y encuentro. 

El fundamento del fenómeno educativo se encuentra en la menesterosidad en la que el ser humano viene al mundo. Lo importante de este fenómeno no es tanto la situación de desamparo sino lo que ésta misma provoca, es decir, que el ser humano queda referido al otro, depende de los demás radicalmente y no por un periodo breve de tiempo. Padre y madre, maestros, docentes, etc.,  serán quienes acompañen el individuo hasta que alcance la autonomía propia del ser humano. Las posibilidades que cada persona encierra no pueden ser calculadas de antemano, de tal modo, que en el camino educativo se irán desvelando progresivamente haciendo de cada proceso educativo un hecho único e irrepetible.

El ser humano surge como una realidad en desarrollo o evolución, segundo elemento. Esta evolución afecta de modo patente al organismo en cuanto tal, es decir, al desarrollo de las diversas estructuras anatómicas. Pero también a los procesos cognoscitivos como la sensibilidad (desarrollo de los sentidos y sus objetos específicos), a aquellos de carácter espiritual como la capacidad de realizar conceptos, juicios y razonamientos sobre la realidad en cuanto tal. Todo ello, " (...) conduce a la evolución de la vida anímica y espiritual: a la evolución de las capacidades de pensar, valorar, de tomar posición, de decidir, de actuar,y configurar, de referirse al otro ser humano, etc." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 689).  La capacidad de desarrollo es límitada, no sólo en el tiempo, sino también en todas las dimensiones antes mentadas, tanto las de carácter orgánico como las psíquicas y las espirituales. Se revela de este modo lo que denominamos "dotes", o cualidades propias de cada individuo.

El proceso educativo no consiste únicamente en el desarrollo de las posibilidades de un sujeto. Es también un camino que se ha de recorrer par lograr la inserción vital del individuo en la comuniddad y en el mundo: 
"(...) quien va creciendo ha de adaptarse a la familia, a las personas que la componen tal y como ellas son, a las relaciones económicas  sobre las que en principio no tiene ningún influjo; luego, a la escuela que, en cuanto comunidad humana, como producto cultural, como lugar, como edificio, etcétera, es una realidad ya existente; más tarde, al conjunto compuesto por profesión, situación histórica, estatal, etc. En general se trata de un entrelazado de realidades que se encuentran fundadas en sí mismas y en las que por una parte ha de entrar el iniciando para afirmarse en ellas y alcanzar los propios fines vitales, y por otra parte también para poder cumplir el servicio por ellas exigido" (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 691).
El último elemento es conocido de todos nosotros, se trata del encuentro del que ya hemos hablado en este blog. El encuentro es la capacidad ínsita en todo ser humano de abrir su persona a la totalidad de lo existente que se concreta en cada momento en el conocimiento de realidades totalmente nuevas y originales para el individuo o de personas que desconocía y que le interpelan, de tal modo que queda influido por ellas. Exige ante todo apertura ante lo nuevo, romper con esquemas mentales que por economía intelectual reducen toda la realidad a categorías previas. Se trata de aprender a abrise a lo nuevo. 
 "Aquí subyace -escribe Guadini- una actitud abierta a lo imprevisible; la que hace posible el ser tocado por lo nuevo nuevo, enfrentarse a lo que surge, y dar forma a lo no planeado. Es aquí donde encuentra su expresión la amplitud de movimientos del ser humano, su condición de siempre nuevo e imprevisible" (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 692.)
Así pues, menesterosidad, evolución, inserción y encuentro son para Guardini los elementos básicos del proceso educativo. 

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