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viernes, 21 de marzo de 2014

El comienzo de todas las cosas

El comienzo de todas las cosas. Meditaciones sobre Génesis, capítulos 1-3 es el título de una nueva publicación de Romano Guardini en ediciones Desclée De Brouewer. Con este volumen la citada editorial ha reeditado ya en castellano cuatro obras que desde los años sesenta no se habían vuelto a publicar en castellano, por lo menos, en territorio español. Se puede consultar los datos de esta edición en la web de la editorial. El año pasado Desclée De Brouewer nos sorprendió con La conversión de Aurelio Agustín. A esta obra precedieron dos breves opúsculos: El Rosario de Nuestra Señora y El Viacrucis de nuestro Señor y Salvador.

Conocía esta obra en una edición de Cristiandad de 1965. He decir que siempre  me ha gustado y he citado el texto en algunas publicaciones científicas. Además de poder experimentar como se adentra Guardini en el sentido profundo del texto sagrado, estas meditaciones son valiosas para ver, una vez más, la importancia del concepto de creación en la obra de Guardini. Aunque tienen un carácter exegético y teológico, no se deja de confrontar una y otra vez las ideas del  Génesis con la propuesta de la Modernidad y las consecuencias que ello conlleva.

La verdad es que no quería hacer ni un resumen ni un comentario de la obra. Tan sólo expresar mi alegría y dar noticia de la aparición de esta nueva edición de una obra de Guardini. Termino con un texto, extraído de mi edición de 1965 y que quizás abra el apetito a quienes todavía no conozcan la obra: 
 "Si queremos acercarnos a la verdad de que Dios ha creado, debemos hacerlo pensando: Dios me ha creado; ha creado el mundo, y a mí en el mundo. Debo ponerme ante la irradiación de la voluntad divina; debo adentrarme por ella, hasta aquello último e íntimo: que Dios tiene intención sobre mí. Y hacerlo con todo silencio; una vez y otra, hasta que Dios quizá conceda un día darme cuenta de la dichosa verdad de que yo existo por su voluntad. Quizá me conceda incluso sentir su mirada, que descansa sobre mí, y alegrarme con la certidumbre de que vivo de esa mirada."  (El principio de las cosas en Meditaciones teológicas, Cristiandad Madrid, 1965, 26).

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