Quisiera terminar como empezamos esta serie de entradas hablando de la necesidad de la ascesis en el ámbito de la técnica. Queda lejos y desterrado el mito del eterno progreso que pareció impulsar el avance de la ciencia en siglos pasados. Hoy sabemos "(...) que la técnica en su conjunto supone tanta amenaza como seguridad proporciona, que causa tanto prejuicio como provecho; y surge la preocupación de que todo ello pueda provocar una catástrofe para la existencia humana" (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, BAC, Madrid, 2000, 309). En otros libros (Cartas del lago de Como, Dinor, San Sebastián, 1957) Guardini hace una reflexión general sobre la oportunidad que la ciencia nos proporciona en la medida que la humanicemos. Pero nosotros concretaremos aquí el tema y lo aterrizaremos al ámbito individual y personal, es decir, en "(...) el peligro de que la actividad tecnológica que nos rodea por doquier nos agreda a nosotros mismos y llegue a destruir lo más importante que tenemos: la libertad, la interioridad y la fuerza de la persona" (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 309).
Uno de los elementos propios de la tecnología es la inmediatez que ha provocado que la vida humana se desarrolle a gran velocidad. Realizar multitud de tareas en tiempos extremadamente cortos aumenta nuestra capacidad de trabajo y provoca cierto atractivo y hasta seducción. Sin darnos cuenta, podemos eliminar de nuestra vida espacios de reposo sin el cual la velocidad a la cual viajamos nos puede hacer perder fácilmente el rumbo o sentido. De nuevo tenemos delante un "contraste": movimiento y reposo. "Ahora bien, el reposo no es sólamente ausencia de movimiento, sino algo en sí mismo, el otro polo del elemento temporal. El conjunto solo está completo con el movimiento y el reposo. Sin reposo no hay nada esencial: ni conocimiento, ni asimilación de la obra de arte, ni relación con otra persona...." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 309). Lograr ese equilibro entre movimiento y reposo en un mundo donde todos tienen prisa y los eventos se suceden a velocidades vertiginososas es un verdadero ejercicio ascético.
Guardini alude al ruido sobre el que no nos vamos a detener, pero también habla de otro elemento propio de la cultura tecnológica contemporánea: "Otro de los grandes peligros de la técnica es la agresión constante de estímulos". Además añade: "Nos llegan nuevas impresiones sin cesar. Estas impresiones vienen preparadas de forma cada vez más hábil, más refinada, más estimulante." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 309). Y podríamos preguntarnos dónde se encuentra el peligro en todo ello. Quizás no nos damos cuenta pero la excesiva publicidad y sobreestimulación a la que estamos sometidos ha deteriorado enormemente nuestra capacidad de contemplación. Urge recuperar la mirada capaz de entender una obra de arte o extarsiarse ante un amanecer, porque nuestros sentidos están perdiendo sensibilidad ante los contenidos de la televisión y la pantalla del móvil.
"(...) la capacidad de ver se ha deteriorado. (...) Y la consecuencia es que los sentidos -es decir, los órganos con los que el hombre capta el mundo- se gastan. Con todo este ver, el hombre no acumla más conocimiento del mundo, sino que lo pierde. Se le viene encima un alud de impresiones fragmentarias, y disminuye lo que de verdad importa, la interiorización del mundo con toda su carga de sentidos auténticos, con su grandeza y su fuerza, su profundidad. Todo se difumina." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 312).Educar de nuevo la mirada y los sentidos en un entorno saturado de impresionanes es un ejercicio de verdadera ascésis. Como lo es también luchar contra la uniformidad en el decir y en el pensar, es decir, luchar contra lo políticamente correcto. La sociedad tecnológica ha generado a través de los medios de comunicación y sin ella quererlo un tipo de hombre: "Al final tenemos ante nosotros al hombre de la masa, y además en la peor de sus versiones: la de la masa entregada." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 313). ¿No es cierto lo que acabamos de leer? Es un hombre entregado al pensamiento único y a la dictadura del relativismo. Contra ello Guardini nos invitaría al ejercicio de la ascesis:
"Yo tengo que aprender a hacer, no algo diferente, sino lo que debo hacer; a pensar no algo diferente, sino la verdad. En este caso, por tanto, la ascesis significa ejercitarse en el coraje de ser uno conseucnete con uno mismo; de pensar por uno mismo, de formarse uno us propia opinión; de mirar con los propios ojos; de hacerse su propio entorno con el propio esfuerzo. No es nada fácil, ni resulta cómodo. Significa buscar el centro de uno mismo y desde él salir al encuentro del mundo, matenerse fiel a uno mismo, aguantar las contradicciones. Todo esto cuesta trabajo y exige ánimo". (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 313).Hemos hablado de los peligros que puede entrañar la cultura tecnológica contemporanea y no de la maldad de la tecnología porque de suyo no la entraña. Pero un uso inadecuado, como viene confirmándo la histora, entraña una serie de peligros que exigen del hombre un ejercicio ascético para dominarse a sí mismo y desde ahí a la tecnología. Termino con Guardini: "Habría aún que decir al respecto, pero pienso que todos estaremos de acuerdo en que se trata de algo importante, tan importante, que si el hombre no aprende a hacerlo, sencillamente estará perdido." (Ética. Lecciones en la universidad de Munich, 313).
gracias por este blog
ResponderEliminarestoy descubriendo a Romano Guardini
estaremos en contacto
anapilar
Gracias a ti. Quedo a tu disposición para todo aquello en lo que te pueda ayudar. Un saludo, Rafael
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